- I
MADRIGAL DE SÍMBOLOS Yo tengo manos de maíz. En ellas reside un hálito terrestre, y palpitan misterios arcillosos con humedad de vegetales peces. Yo tengo frente de maíz. Yo sueño la paz del surco iluminado y verde, coronado de cañas verticales como lineales templos de azúcar y de fiebre. Yo tengo frente de maíz. Yo pienso con las venas acústicas y fuertes como un resucitado intemporal que escondiera su voz en los claveles. Yo tengo labios de maíz. Yo canto sin la fría corola de la muerte y predico las alas de la harina con una gran serenidad silvestre. Yo tengo sueños de maíz. Yo vivo; hombre de ayer, de hoy, hombre de siempre...... .....Nuestro atavismo vegetal es único: Maíz de amor, substancia de las sienes
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- III
DIÁLOGO DE AMERICA Nadie puede negar que el ruiseñor tiene luz de maíz en la garganta. Que la nocturna estrella silenciosa tiene alas de maíz en la mirada. Que en el río, en el mar, en el océano, sal y maíz son cónyuges del agua. Que con maíz sembró Rubén Darío su amapola de luz en Nicaragua. Que como caña de maíz herido García Lorca se quebró en España. Y que con hombres de maíz se ha hecho la patria espiritual de Guatemala. ¡Salve maíz amable, pan de América, mínima catedral de la esperanza......!
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- II
SUBSUEÑO VEGETAL ¡Padre nuestro, maíz! Padre maíz, vestido de las venas, pequeña harina alada y vencedora, inocencia del pan en donde vive la química nupcial del alimento y el más alto silencio de la tierra. Yo en tu semilla arrodillé mi sangre llena de dulces glóbulos de milpa, y me llené los ojos con la inmensa ternura de los surcos florecidos, y reí con las sienes infinitas como ríen la caña y la mazorca. Padre maíz, vestido de las venas, alimento del son, uva del indio. Diamante ciego. Pan. Agua maciza. ¡Padre Maíz, varón de las estrellas! En donde quiera que mi cuerpo aflora con su interrogación inesperada, veo el maíz creciendo, dominando, besando húmedas frentes de labriegos, alimentando brazos campesinos, desnudando la flor del equinoccio con las rubias infancias del elote. Mis ojos sueñan ágiles países poblados de violines y maizales, por donde huyan los labios y se pierdan en el rojo crepúsculo suicida, y repitan la voz como besando, y asciendan en heridas catedrales a la órbita verde de la milpa. Veo maíz en el pulmón del campo, en la promesa fértil de la novia, en la dádiva humana de la esposa, en el verde ademán de las limosnas, en la marimba de alma de mazorca, en el río de vértebra espumosa, en la solar ausencia de la sombra, en el silencio blanco de las monjas, en la luna de leche luminosa, en la nocturna circunstancia roja, en el papel astral de las corolas, en el húmedo beso que enamora, en la sangre triunfal de la amapola, en el violín con vuelo de gaviota, en el tambor de música redonda, en la dulce materia de las cosas
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- IV
ESTANCIA FINAL Substancia de maíz, substancia aérea, milagro de azadón y chirimía, suceso de sudor y piel morena, gota de sol, compacta clorofila, substancia de maíz, substancia aérea, grano de amor, abeja conmovida. El hombre que trabaja y el que ríe, y el que busca en el agua la ternura, y el que besa la tierra con los dedos, y el que acaba su sangre en la cosecha, y el que consume libros y ciudades, ¡veneran al maíz, pan de la sangre! El hombre que se asoma a la esperanza tiene color de milpa en sus pupilas. Padre Nuestro, maíz, agua maciza, alimento del son, uva del indio, grano de sol, vestido de las venas. ¡Padre maíz, varón de las estrellas! -
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